sábado, 15 de octubre de 2016

La fácil.

Suelen contemplarnos con desprecio, repudio... Nos juzgan por creernos inferiores a ellos pero la vida para nadie es fácil, ni siquiera para aquel que en su cuna de oro se conserva hasta el fin de los tiempos.

Me llamo Carolina y hoy 14 de feberero de 1984 quiero compartir con ustedes mi tragicomedia, lo que fue mi vida, es y será; porque como dice el psicólogo de aquel escritor "a veces la vida no es para todos." 

Creo que mi primer recuerdo fue cuando estaba debajo de la cama llorando, con el miedo de ser escuchada pero los gritos atrapándose en mi garganta... No sé que día fue, tenía un vestido blanco, con el cual me habían bautizado.
Los golpes, de algo fuerte, indescriptible se apoderaban de mi cabeza... Los golpes de la cabeza de mi madre contra las paredes, podía analizar que se le impedía el llanto... Estaba inconsciente.
El silencio se apoderó de la casa y sentí alivio, podía escuchar los canarios cantar de la casa de al lado, la música de el vecino Rockero a tres casas, si no me equivoco escuchaba Ride the Lightning de Metallica y de repente alguien me tomó por los pies, unas manos heladas, sin poder describir la enorme agonía hasta ver sus pies, los pies de mi padre, no comprendía a donde me llavaba, solo tenía miedo, sin poder escapar lo que es peor, sin ganas a escapar... Todo el camino vi la sangre de mi madre... Vi el agua muy rápido sin poder si quiera tomar aire para aguantar, tenía la cabeza dentro del lavadero... Recordé que odio que en piscina se entre el agua por la nariz, pero después de 39 seg ya no pude más que intentar respirar, respirando sólo agua; así que ya se imaginarán mi desesperación.

Desperté con un tubo en mi nariz recuerdo, mi madre con los ojos morados a mi lado, sus ojos no se distinguían por la hinchazon, era demasiado triste, adoro a mi madre.
Ella acariciaba mis piernas con cara de desolación, con miedo, rabia.

Y así pasaron miles de muchas las ocaciones donde mi padre me golpeó a mí y a mi mamá. Él no distinguía, no se detenía a analizar las situaciones, el  sólo estallaba.
Una de las muchas veces que lo hizo me llamó prostituta, teniendo siete años de edad, me dolió tanto, porque no lo era; salí con una compañera de la escuela a hacer el mandado de su mamá, vimos una rana que saltaba por el pasto mojado y mi curiosidad me invadió hasta el fondo de perseguirla, querer tenerla entre mis manos. Alcé la mirada y ahí estaba él, venía en su bicicleta y le pregunté: ¿para dónde va papi?" a lo que respondió con un puñetazo en la cara, seguido de -" a buscarte prostituta." en sus mentes no se alcanzan a imaginar, lo sé, porque cuando lo cuento no me creen... Mi padre me pegó con lo que encontró, estuve mas de diez días en cama, por eso hoy no puedo tener hijos.  Por eso hoy estoy donde estoy.

Hoy tengo 19 años de edad y me consideran unas de las mejores bailarinas, una de las chicas mas sexys, una mujer que puede enamorarte en tan solo minutos, la mujer mas cruel del mundo.

El se llamaba Alex, su sonrisa era todo para mi, tuvimos nuestro mejor primer sexo en una carpa, frente a una laguna, con  el frío que cruza los huesos... Me enamoré de él hasta el punto de arrodillarme a sus pies, pero como todo, como vinimos así morimos, solos.

viernes, 2 de septiembre de 2016

Son sus dientes mi deleite I

Ya van dos botellas de Whisky y no logro erradicar ésta sed desde que abrí los ojos ésta madrugada, no he podido dormir, he tenido pesadillas por mas de dos semanas, la inmensa duda me atormenta, ¿Qué carajos me pasa?; parece ser que las horas que deben ser mi descanso se  han convertido en un álbum de recuerdos en donde mientras mis padres no se toleraban  yo corría hacia la avenida con mi gran bolsa negra en busca de cadáveres para examinarlos en el jardín y beber hasta dormir.
Tal vez me pierda entre éstas letras porque me estoy sintiendo con mejor ánimo pero un poco cada vez más lento... 
La verdad no, no lo tolero, tengo que salir de ésta caja, no haré nada; sólo quiero un trago en otro ambiente. 

Amo la música de Madonna cada vez que me acerco al bar; hay demasiados tipos guapos, no quiero llamar mucho la atención ya que no quiero hacer notar mi desesperación por penetrar un rico culo; basta con que sea negro, pues éstos cuando están inconscientes ya no son tan hombres; mas bien son como una inmensa bola negra que sabe rico pero no huele igual; donde sus inmensos testículos morados pueden ser pisoteados sin un mínimo movimiento dorsal.
El bartender tiene un culo de padre y señor mío; me encanta como me mira, pero él no puede ser mi compañero ésta noche, pues según lo poco que he podido analizar hay alguien que lo espera, alguien que no vería muy bien lo que planeo hacer. Tendré que ser menos enamoradizo y pensar con más claridad, pues no puedo llegar a ser blanco de sospechas, soy demasiado inteligente para cometer semejante estupidez; tengo que actuar con inteligencia; sudo mucho, es demasiado difícil.
Parece que perdí el tiempo al venir a éste bar de innumerables desgraciados, desdichados como yo.

He andado cerca de dos kilómetros, ohh!, hay un pequeño que está sólo, no debe tener mas de quince años, es demasiada ternura para mí, Dios! siento que lo amo, se ven sus manitas tan pequeñas, su cabello tan sedoso, el colágeno puro de su rosto sucio; es un pobre desdichado que me espera; con su mirada me refleja una respuesta positiva. "Hola pequeñín, qué haces por aquí solo a ésta hora? pregunto, pero rompe en llanto; Jesucristo! es un alma pura, pequeña y vaga frente a éste desgraciado infeliz. "Yo te puedo dar un aventón hasta tu casa o si quieres vamos a la mía"... Se sube al carro y responde
-A su casa.
Tuve que haber hecho algo muy bien en alguna otra vida para merecer ésta inmensa alegría. Tiene 13 años y ha tomado de la botella como si tuviese 30; me encanta como se desenvuelve en la música, tiene un movimiento en sus caderas que me enloquecen; éste niño me vuelve un títere. 
La alegría no sólo se nota en mi sonrisa ni en mi mirada pícara. 
Bajo el cierre de mi pantalón y prosigo a sacar mi miembro, ufff! está tan erecto, logro ver como la sangre recorre las grandes venas que lo rodean; voy a limpiar con mi mano la punta que está suprema-mente mojada cuando éste interrumpe con la punta de su lengua y empieza a hacerme sexo oral como nadie me lo ha hecho; mis gemidos son cada vez más fuertes y parece que le gusta más morder mi cabeza; siento un breve ardor y mi pene sangra, parece que le gusta, éste niño es un demente; sonríe y sus dientes blancos se tornan rojos de mi sangre; ¿a caso somos el uno para el otro?; sonríe cada vez más mientras gimo, mientras me retuerzo en el sillón... le tengo su pequeña cabeza agarrada con las dos manos, mientras veo sus dientes, me excita verlos, su blanquezca presencia me llevan a otra dimensión, donde sólo quiero verlos; siento que el clímax se acerca, me estoy enloqueciendo de placer; suelto una mano directa y rápidamente la envío debajo del sillón donde había destinado como lugar secreto para uno de mis mas grandes martillos; meto mi mano izquierda en su boca, de tal manera que se noten claramente esos pequeños y finos dientes; prosigo a darle un golpe en la cien con la parte que yo llamo "tenedor", es lo mejor, pues esa parte tiende a cortar más rápido el hueso, golpeo nuevamente y sigo analizando como la sangre empieza a bajar por el rostro hasta cubrir sus dientes y llegando al orgasmo... estoy encarnizado,  no sé cuántas veces golpeé su rostro, pues está irreconocible, sólo puedo ver pequeños fragmentos de lo que fue su nariz y pómulos. 
Estoy agotado, limpiaré fácilmente con agua que llegue rápidamente al agujero de la cañería para seguir mañana, estoy demasiado cansado; un orgasmo mis queridos amigos y de semejante magnitud no es cualquier cosa, tomaré un merecido descanso; introduzco el cuerpo en un gran congelador donde guardaba las cervezas mi pequeña abuela; me dirijo a la cocina, preparo un sándwich, me tiendo sobre la cama hasta dormir.

lunes, 29 de agosto de 2016

Temerosa.

Tan fría estaba la noche que sólo pensaba en el ruido de la puerta anunciando tu llegada; jamás fue así, no llegaste como la mayoría de las noches... no diré de nuevo que me iré de tu lado para despertar tu lástima porque no sirve de nada; basta que abras tu boca y deletrees una sola palabra para derretirme ante tu trono mi señor. No, no quiero más, ya han sido siete años de dolor, he alimentado nuestros hijos, porque son nuestros, son el fruto del amor que en una noche no tan fría como la de hoy nos demostramos; parece que no recuerdas la firma que dejaste en mi corazón con la huella de tu palabra de que jamás me abandonarías. Yo tan solo soy un trapo viejo del hogar al cual llegas cansado, tan cansado que hasta olvidas a esos tres pequeñitos que te esperan incondicionalmente en aquel rincón que asignaste como vuestro.
Basta de decirme que no más, ya te lo he dicho mucho tiempo, fui tu ausencia por mas de dos años y puedo decir, es mas, lo grito: "fueron lo más felices de mi vida!", porque al fin pude salir de el disfraz que es mi vida, ésta apariencia de buena vida que no llevo; mis hijos puedo desnudarles y disfrutar de igual manera sus sonrisas, pero mientras tu ya no existas; no! cómo es posible que el cinismo te acompañe desde la primera gestación, en donde hasta el cansancio te rodeaba con mis brazos mientras suspiraba el olor a ella.
 Te gusté por la primera impresión que te llevaste de mi, la chica alegre, comprensiva, loca, positiva, emprendedora y "menteabierta"; sí, la nena mente abierta. Sabes que jamás  cuestioné tus llegadas tarde, tus abrazos fríos; lo que no tolero es que quieras rechazarlos. Por eso, es que hoy haré de la esposa común, aquella esposa temerosa que lava los platos y agacha la cabeza ante las discusiones de la sazón de la cena; hoy seré la mujer que siempre quisiste que fuera, tan solo quiero que seas justo y también acabes con la deuda que tienes con mi vida, "vida", "vida"; aquella vida que está enterrada, aquella que enterraste con tus sucias palabras, con tus gritos, tus manipulaciones... con tus golpes.
"Lo siento mis chiquillos, la verdad la impotencia que me presenta  obstaculiza el dar detalladamente (como lo hago siempre) cada uno de los pensamientos que se me cruzan en éste momento. No soy mas que la culpable de sus gritos mis pequeños, mi alma se desprende desgarradamente de mi cuerpo cada vez que atravieso sus cuerpecitos, no merezco esas miradas, también lo siento, también es mi sangre,oh  mis bebés, sangre de mi sangre; no me culpen, sus lágrimas son de un por qué retórico... está bien, les taparé la boca mientras nos vamos, sólo será un momento, no agoten inútilmente su energía; cierren los ojos pronto, no se aferren a éste lugar, a ésta mazmorra, no... ahh! cada vez más lejos, acercándonos a la tranquilidad que se nos debe;  puedo ver un camino que se nos abre cada vez más mientras avanzamos, puedo sentir la paz mientras rodea nuestros cuerpos; él acaba de llegar, nos ha descubierto... lo siento Henry, es demasiado tarde."

sábado, 25 de junio de 2016

El Pestañón. I

Desde que perdí la conciencia en el cementerio de Bogotá, he estado en cama y he abandonado el hábito de la escritura, aunque no es un secreto que mi jerga es algo infantil y pobre; todo por mi culpa ya que no leo como debería, pero sí, escribo mucho, donde quiera que estè tengo que estar escribiendo porque permanezco sola, trato de envolverme con la gente, de sonreír ,pero la verdad, no me nace sonreír, siento desprecio por las personas;sabe mi juzgador mas que nada la repugnancia que me producen los hombres; sólo imaginar el hecho de que en casa permanecen sus cónyugues, cuidando de sus ropas, hijos y que los esperan incondicionalmente pero ellos con su inservible cerebro sólo quieren encontrar la primera mujer y llevársela a la cama... es increíble como no le dan importancia al físico, ni siquiera a los valores, no tratan conocer, sólo quieren una meretriz en su cama.

Me he sentido muy mal de salud pero no me entristece, al contrario siento un alivio; toda acción trae consigo su consecuencia...
Eran casi las siete de la mañana cuando me abrazó el frío Bogotano, ayy! qué sensación, qué libertad,aunque no puedo negar aquella ciudad con tan personas "amables" y "encantadoras" tiene un clima envidiable, para personas como yo, que sudan aún en helage que quiebra los huesos. Pronto llegaría a mi destino, así que decidí tomar una taza de café, deteniendome a observar el pasadar de los bogtanos, también de inumerables extrangeros y vecinos del país; pero para qué el bogotano se conoce de lejos, sus bruscos rasgos y su caminar lo delata.Mientras observada en la multitud cruce la mirada con un hombre que llamo muchísimo mi atención, no disimulé en detallar cada uno de sus rasgos, su cabello tan negro... se veía tan suave y limpio; su piel era muy blanca, no podía esconder sus finas y largas pestañas tan negras, esperaba a alguien porque a cada tres pasos del segundero del reloj miraba con deseperación el reloj en su mano izquierda, Dios! tenía una belleza, una sutileza en su parpadear, que me hacían levantar la mirada sólo para siquiera observarlo de reojo;cada vez se notaba más tenso, podía notar el respirar,ya desde ahí podía observar cada bello de su barba a su vez su pecho... movía mucho su pierna izquierda, sin dejar de lado la elegancia de su presencia, de su postura, de sus ropas.
Yo sólo rogaba a que su delicioso cerebro esparciera por su cuerpo paciencia y quien fuera que esperara no la colmara y terminara con mi esquisita obsrvación.
No sé si mis técnicas de camuflage fueron muy buenas ó estaba demasiado preocupado por quien esperaba que jamás noté que me descubriera observándolo de los pies a la cabeza.

Llevaba más de una hora y venticiete minutos esperando a alguien, que provocó en mí una impaciencia, una curiosidad inmensa por saber quien era tan importante, por qué le provocaba tanta desolación, que en un momento menos inseperado que lo noté suspirar, brotó de su ojo derecho una lágrima que enrogeció sus mejillas, su nariz; me sentía perdida, sabía que se iba a ir, diablos!,¿Qué puedo hacer para detenerlo? ¿será como la constante situación que se vive cuando encuentras a alguien en la calle, que llama de tu atención de una manera inexplicable pero jamás lo vuelves a ver? No quería que fuese así, por lo tanto tome la decisión de utilizar mis técnicas de seducción, y no descansar de mirarlo hasta que notase mi obsesión por llamar su atención, no me importaba que fuese a pasar; hasta que lo logré, después de llevar casi dos horas observándolo y él llevar cinco cervezas lo notó, levantó la mirada de su agenda café, café como el sepulcral ataúd y fijó su miarada en mis ojos como el mismísimo demonio,provocándome un calor infernal, me sentí en el caldero del Apocalipsis, si negar sus ojos cafés claros, como la deliciosa miel, pero no dejaba de irritarme, sentí que me quemaba la piel, no podía pasar ningún líquido por mi garganta, me sentí desmayar, entré en una agonía que sólo pude pararme para entregar el dinero a la dueña del lugar para derrumbarme en una de las mesas vecinas. No pude tener un mejor día.

Una de las mujeres del lugar me dio su mano ayudándome a levantar, no me fijé si me estaba observando, se me había olvidado todo, tenía demasiada ira nisiquiera di las gracias, acomodé mi cabello, estaba horrible, había sudado de una manera ilógica en aquel clima tan fresco, que sólo quería desaparecer y llegar al hotel, así que me dirigí a la salida cuando una mano helada en las primeras sillas de aquel restaurante vacío tomo de mi mano tan fuerte que no pude evitar fruncir con más ira mis cejas a quien me tomó de manera tan brusca... pero inmediatamente no pude evitar sentir un alivio al ver que era el hombre que todo el tiempo estuve observando, lo que no entendía era por qué me había tomado de manera tan descortés, puede que no sea tan frágil y dulce como una doncella, pero soy una mujer... se paró de la mesa y me invitó a sentarme con él; pero me negué queriendo lanzarme a sus piernas, con la excusa de que había notado que esperaba a alguien, a lo que su respuesta fue una sonrisa tímida y desolada, contradiciendo mi observación aunque fuese obvia pronunciando de sus delicados labios que no esperaba a nadie, "nadie importante".
Quiso conocer qué había pasado conmigo en el momento que tuve el inapropiado mareo pero evadí el tema alagando su sonrisa, porque tenía una sonrisa que dejaba muertos al pasar, cruzamos varias palabras durante treinta minutos que no me costó darme cuenta de su increíble habilidad para hablar, de su nivel intelectual y su cuepo seductor, aunque como toda bella bestia tiene su imperfección, era muy seguro de sí mismo, llevandome a perder cierto interés por seguir en la "amena" conversación, me sentí decepcionada de todo lo que mi cerebro se había imaginado. Al pasar una hora de tomar algunas cervezas y notar que habíamos ceruzado unas insinuaciones muy obvias tome la decisión de invitarlo a un lugar más alegre, donde nuestros ánimos brotaran a flor de piel y la noche se alargara; lo siento, no pude evitar excitarme mientras movía la boca y se tocaba la barba de manera tan delicada pero a la vez tan provocante.

No dudó ni un solo segundo en dirigirnos hacia otro lugar, salimos de aquel bar-restaurante y al frente en donde se encontraba un parque muy lindo, me informó que se encontraba su carro y al notar mi poca atención por observarlo agregó: "uno de los parques de Petro"; me abrió la puerta del carro y nos dirigimos a una zona del Norte donde se encotraban infinidad de discotecas.
Entramos a una discoteca, recuerdo tenía muchísimas fotografías de Led Zeppelin, Metallica, Bunbury, en fin, una mezcla genial de muchos grandes géneros del Rock; también las sillas estilo vintage, un lugar apaciguable, no como esos donde no puedes cruzar palabra alguna con tu acompañante, solo ves fornicación y drogas... aunque la palabra "fornicar" no era tan imprudente en ese momento, ese día, ese lugar y con tan deliciosa compañía.
Tomamos demasiado Vodka que nuestros cinco sentidos alcanzaron exactamente hasta llegar a su apartamento, sin haber juntado nuestros labios en algún momento, aunque me moría de ganas, no me dejé llevar. Al entrar pude notar lo impecable y ordenado que era, no sólo su ropa, su cabello, su piel, su aroma, todo de él era ordenado.

Utilizó la típica frase de "siéntete como en tu casa", como si en realidad sirviera para sentirse más cómoda, yo ni con los tragos más fuertes en mi cabeza me siento cómoda en otro lugar que no sea mi humilde hogar. Al cerrar el refrigerador pude notar en su carcajada que traía una botella de Absolut azul; como aquel sueco que debe beber vodka para dejar salir su fiera interior. La verdad no me importaba mucho perder la conciencia y que él dejara salir su fiera, quería cabalgar sobre el toda la noche, no podía ocultar lo mucho que me atrajo sexualmente desde que lo ví en aquel lugar, no me importaba por qué había llorado, a quién esperaba, eso nunca fue de mi incumbencia, sólo quería sentarme en su cara. La verdad ya me sentía cómoda al llevar varios días sin escuchar aquellas voces en mi cabeza, había olvidado el infierno de las náuseas, estaba muy agusto en aquel sillón negro mientras el servía unos snacks.
Tomó su teléfono móvil y dejo salir de él unos exquisitos movimientos al ritmo de la música que de repente apareció de su móvil; no dudé en levantarme y en abarzarlo por la espalda, tocaba sus pectorales mientras el soltaba unos gemidos que me enloquecían, lo arañaba, lo besaba, recorrí con la punta de mi lengua los laterales de su espalda, gimiendo de una manera tan fuerte y rica que se dió la vuelta sosteniendome debajo de las axilas y llevándome al mezón de la cocina, abrió mis piernas hizo a un lado mi ropa interior,  empezó a utilizar la lengua y sus dedos de una manera loca, como aquel sendiento al encontrar agua en el desierto, no quería parar, mientras gemia se notaba el deleite que sentía al escucharme, yo lo agarra fuerte de su cabello, me movía a su ritmo, mientras él cada vez aumentaba la velocidad y el punto exacto, pero no quise que el momento se echara a perder así que lo dirigí a mi boca y lo besé de manera que mi lengua sola hiciera el trabajo para bajar sus pantalones, quería meter su pene en mi boca pero era tanto su deseo, lo podía notar en sus expresiones, en sus gemidos, en su respiración, la estaba pasando muy bien, y eso provocaba en mi un alto nivel de excitación que no podía callarme, solo podía gritar cuando empezó a penetrarme mientras me apretaba y besaba mis senos; me dí la vuelta y seguía penetrando muy fuerte, me nalgueaba, jugaba con mi clítoris mientras me penetraba profundamente; mientras yo sólo podía moverme a su ritmo y gritar con la mitad de la cara en el mesón, hasta que en un momento llegaron mis incómodas compañeras, malditas voces! me distrajeron, que olvidé todo lo que estaba pasando y concentré mi mirada en unos finos cuchillos, negros que iban acomodados de más chico a más grande, se veían con tanto filo, que mi mente empezó a jugar, había dejado de lado el placer porque ya no sentía nada, sentía como su pene grande y erecto entraba y salia de mi, y en la ventana del refrigerador me vi mientras a tirmo que él me penetraba, yo iba metiendo el cuchillo en una de sus costillas, sientiendo como le gustaba, que su pene cada vez estaba más húmedo, le encantaba que introdujera el cuchillo en sus costillas, me gemía más duro que yo me estregaba su sangre en mis senos, en mi boca... al sentir que las gotas de sangre recorrían mi vagina un grito salió de mi, había llegado al climax junto con él y quedé inmovi al percatarme que todo me lo había imaginado; pero no podía engañarme, nunca antes había sentido un orgasmo tan fuerte, tan inexplicable, tan delicioso, que cuando sentí que su caliente sangre me recorría.


martes, 4 de agosto de 2015

Eres o no eres un Psicópata? Dice un argentino.

Podríamos decir que el psicópata es una persona que está vacía; así como el psicótico está lleno y el mundo queda vacío porque lo metió adentro, el psicópata es exactamente lo inverso, quedó encerrado afuera, su vida es una exterioridad.

Desgraciadamente, psicótico y psicópata son parónimos, suenan parecido, por lo que muchas veces se lee en el diario: “Un psicópata se escapó del Borda… “ y en el Borda, sólo hay psicóticos.

Entonces, el esquizofrénico es lo contrario del psicópata. El psicópata es el asesino serial, el estafador, el cana brutal y sin compasión, el torturador, es la persona que tiene un interior completamente vacío y maneja el mundo, él está fuera de sí mismo, está en el mundo, es como un robot y controla a los demás, vive afuera porque adentro no hay nadie.

Esto de que adentro no hay nadie, es una sensación que se tiene con los psicópatas graves, no hablo de los aspectos psicopáticos, un poco manipuladores que tenemos todos. Cuando se es un psicópata grave, su mirada en la interacción, nos da como un escalofrío, nos damos cuenta de que nos está mirando como a un objeto a manipular, no como un sujeto con el que interactuar.

Vi mucho esa mirada, desgraciadamente, en algunos de los pibes del instituto Alma-fuerte, que estructuraron personalidades psicopáticas, chicos con varios homicidios, a veces homicidios gratuitos. Había uno especialmente que inspiraba miedo, hasta los guardias le temían porque podía hacer un ataque inesperado. Un día agarró un lápiz y se lo enterró en el ojo a otro compañero sin ningún motivo, sólo para intimidar, porque con eso generaba el terror. En el taller de carpintería estaba “el jefe” que era muy grande (también le dicen el “pesado” o el “poronga”), y como él quería disputarle ese lugar, sin decir nada, sin que medie ninguna provocación, tomó un punzón y se lo clavó, sin que se le moviera un pelo, y así él quedó como jefe.

Lo que también vi ahí es que, el que estaba adentro y el que estaba afuera eran muy parecidos, porque los dos estaban con miedo de que el otro lo agrediera. Los pibes estaban verdugueados, y los guardias estaban esperando que en un motín les pongan al cuello un hueso de pollo afilado. Existe una paranoia mutua, el sistema es loco y produce psicópatas de los dos lados. El sistema judicial condena al chico sin que el juez lo vea, y el edificio se parece más a una perrera que a un lugar de rehabilitación.
Un psicópata puede tener un núcleo paranoico, depresivo o histérico. El paranoico, es el militar que conduce a la muerte, como Hitler, o Videla. El histérico, es el gran seductor, que enamora y abandona, y el psicópata depresivo es el que detecta a una mujer depresiva grave y le dice: “quiero hacer con vos un pacto de muerte”. Adivina esa escena de amor y muerte de la mujer, pero antes le dice: “pongamos la casita a nombre de los dos”. Y cuando están en la cornisa del séptimo piso, le dice: “yo me tiro primero” y ella responde: “no, no, primero me mato yo, porque no soportaría verte muerto...” (que es lo que el psicópata había supuesto) y cuando ella se tira, él se asoma y piensa: “¡ Uy… cómo quedó! bueno… ahora, a vender la casa”.

Por eso el psicópata es muy difícil de detectar, porque fundamentalmente es seductor. Cuando una persona es demasiado encantadora los primeros diez minutos, me preocupo, porque casi seguro es un manipulador.

El psicópata es muy interesante de estudiar, porque es un personaje muy importante en épocas de crisis. Cuando fallan las instituciones, el psicópata llega al poder por manipulación, en cambio, cuando los encuadres institucionales funcionan, el psicópata no puede operar.

Por ejemplo, Menem era un psicópata histérico, manipulador, seductor, hay anécdotas de él que lo muestran como un gran tramposo. Fue muy peligroso por el lugar al que llegó, Menem hubiera sido un buen almacenero en La Rioja, un turco almacenero que vende y, a lo sumo, roba en el peso, pero que llegara a presidente y vendiera el país, fue culpa nuestra. En este caso, los argentinos nos comportamos como una mujer golpeada.

Nosotros no podríamos ser psicópatas, nos resultaría muy difícil. Si nos obligaran a ser torturadores y empezáramos a cortar con un vidrio roto a una persona, cuando viéramos a la persona ensangrentada nos desmayaríamos, porque no podemos evitar identificarnos. En cambio el psicópata piensa: “Este vidrio no corta nada” y rompería otra botella.

Entonces... lo eres?